Es muy conocido el dicho que la belleza de una persona viene desde su interior, y esto aplica igualmente para una marca.
El posicionamiento y reputación de una marca son el resultado de un esfuerzo intrínseco y extrínseco, basado en la empatía que se genera con el cliente. Esta dinámica sería difícil de articular sin una fuente de talento humano y un clima organizacional propicio para el desarrollo de la promesa de valor de las soluciones que respaldan las marcas.
Es por ello que los profesionales de la mercadotecnia no sólo tenemos como misión principal mostrar a nuestro mercado meta las virtudes de nuestros servicios o productos de una manera creativa y atractiva, sino además debemos “echar mano” de elementos externos a los beneficios directos que puede tener el producto que comercializamos para dejar en claro que no somos iguales a nuestra competencia.
Estos componentes son los que definen nuestra filosofía de marca, que si bien es un elemento que se construye, no puede estar alejada de lo que predican con el ejemplo los fundadores, los altos directivos e incluso los colaboradores la compañía.
Si dentro de nuestros valores de marca se destacan cualidades como transparencia, confianza, orgullo o cualquier otro valor, éstas deben verse reflejadas en de la dinámica diaria con la cuales se rigen los colaboradores dentro y fuera de las instalaciones de una empresa.
Es muy conocido el dicho que la belleza de una persona viene desde su interior, y esto aplica igualmente para una marca. No podemos hablar de transparencia si, por ejemplo, dentro de un proceso de fusión o adquisición no somos honestos con los empleados sobre lo que está por venir; no podemos pedirles a nuestros clientes que confíen en la marca si nuestros propios empleados no confían en sus líderes o en el mismo producto; no podemos pedirle al mercado que se sienta orgulloso cada vez que se le relacione con nuestra marca si nosotros mismos no nos sentimos orgullos de trabajar en la empresa en la que estamos.
Actualmente, existen varias iniciativas que buscan promover ambientes de trabajo sanos, como el ranking de Las Mejores Empresas para Trabajar en México, en donde se analiza qué tanta credibilidad perciben los empleados en los líderes; qué tanto responde la compañía a las expectativas que tienen los colaboradores en relación con su desarrollo profesional; qué tanto impulso dan a las políticas de justicia y la imparcialidad en las decisiones; la conformación eficiente de equipos de trabajo; y qué tan orgullosos se sienten los colaboradores de trabajar en la compañía.
Es importante destacar que la marca no sólo es un imán de clientes, así también de talentos, lo que tiene un efecto directo tanto en los objetivos comerciales de la compañía, como en los sociales y filantrópicos.
No debemos olvidar que nuestros colaboradores pueden ser los mejores embajadores de nuestra marca; un empleado satisfecho siempre reflejará su bienestar en todos los ámbitos de su vida personal y son actitudes que no pasan desapercibidas por la comunidad, independientemente que ésta conozca o consuma nuestros productos.
Por ello, cuando tengamos en mente el diseño de una estrategia de comunicación, debemos revisar que nuestros mensajes sean congruentes con las prácticas y el ambiente interno de nuestra propia compañía, porque al final la oferta de productos y servicios es lo que sobra, lo único que puede diferenciar a tu marca y con lo que podrá ganarse al consumidor es su credibilidad.
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