Recientemente me enteré que una mueblería de tradición –más de 90 años en el mercado–, del estado en el que vivo actualmente, cierra sus puertas ante la creciente competitividad y, probablemente, las condiciones no tan favorables para mantener a la empresa. Al enterarme, el primer recuerdo que vino a mi mente fue una ocasión a mitad del 2008 en la que, como parte de una propuesta de marketing, tuve un contundente NO ante la opción de crear un sitio web ya que “nunca habían necesitado de un sitio web para vender”.
¿Cuántos negocios piensan así? ¿Acaso las tradiciones de las empresas se deben respetar a ese nivel? Seth Godin, habla en uno de sus libros acerca de la constante similitud que tenemos de que la zona de seguridad y la zona de confort son lo mismo, así como el duro golpe que implicaba darse cuenta que lo que ayer fue “seguro” hoy ya no lo es.
Los negocios, debemos entender que, una de las características que marca la “Era Digital y la Innovación” es que el grado de experiencia sólo es un grado que se mantiene válido si se adapta de la mejor manera a los nuevos tiempos. De lo contrario, nada me servirá tener 20 años de experiencia en el manejo de las máquinas de escribir cuando hoy todo lo decimos con emojis.
El tiempo es relativo en los negocios, lo que haces hoy no es lo mismo que puedes hacer mañana y, ante un constante cambio, puede que debas cambiar más veces de las que crees. Tu cliente actual no se parece al que tuviste hace 10 años, probablemente tampoco se parecerá al que lo sea en 6 meses. La labor de cada marca es entender en qué aspectos se debe actualizar, adaptar o qué ideas debe adoptar a tiempo y no, porque no hay otra solución.
Sin importar el tamaño del negocio, su giro o su antigüedad, cada negocio debe responder constantemente las siguientes preguntas:
- ¿Quién es mi cliente hoy? (qué busca, cómo lo busca, qué le interesa)
- ¿Quién será mi cliente en 3/5/10 años?
- ¿Cuál es el mínimo esperado por mi cliente hoy?
- ¿Cuál es el mínimo ofertado para mi cliente en 3/5/10 años?
Si nos mantenemos en una zona de confort sin voltear a ver nuestra zona de seguridad, estamos destinados a ser otro ejemplo de cómo alguien cambió las reglas del juego y ya no pudimos seguir compitiendo.
Fuente: RoastBreaf
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