Dicen que el cambio es algo que no es ni malo ni bueno, tan sólo es cambio. Pero hay que admitir que es algo desconocido, introducirse en una nueva dinámica olvidando la anterior puede ser una experiencia que asusta a mucha gente.
Al igual que en lo personal, en lo profesional también da cierto reparo, la tradición es una costumbre a la que muchos se aferran con todas sus fuerzas, negándose a variar sus costumbres ni un ápice, aunque ello vaya en detrimento de su desarrollo laboral.
Observando mi entorno, una población que es una villa o una ciudad pequeña, según se mire, la mayor parte de los comercios de toda la vida, e incluso los que no llevan mucho tiempo de existencia, continúan aferrándose a las más viejas fórmulas, sin variantes, sin ningún elemento novedoso que pudiera hacerles destacar sobre otros, o por sí mismos. Lo que les afecta es el inmovilismo en sus acciones, pudiendo aprovechar las tendencias actuales en cuanto a instalaciones y material (pongamos que un local con varias décadas encima, aprovecha la tendencia vintage para ganar terreno). Sin necesidad de realizar obra alguna, algunos locales de la zona, un cambio de orientación podría venirles mejor que su deriva actual. A los empleados no les supondría un trabajo extra con respecto a las tareas que hasta el momento tenían, y los propietarios podrían observar un crecimiento progresivo.
Por fortuna no todo el tejido comercial local es tan aprensivo con los cambios. La hostelería de la ciudad es conocida por su capacidad de innovación, sin miedo de cambiar cuando lo considera necesario.
En este vertiginoso mundo actual, no hay que temer hacer uso de todas las herramientas al alcance para hacer de la profesión y el negocio de cada uno algo más atractivo. Experimentar con las ideas es parte del trabajo diario, algo que saben muy bien unos cuantos propietarios de negocios, que no tienen porqué ser multinacionales para desarrollar nuevos conceptos y ponerlos a andar. Como ya decía al principio, los cambios no son malos ni buenos, sólo son cambios, no interfieren con el día a día, no son algo inamovible, y no por aplicarlos traiciona la esencia de cada uno.
Fuente: RoastBrief
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